Seguro de Decesos
El Seguro de Decesos garantiza la prestación de un servicio fúnebre al aseguro de acuerdo a las condiciones particulares y generales pactadas.
El importe de este servicio, queda establecido automáticamente por el sistema informático de cálculo de primas que utiliza la compañía.
Se basan en la edad del asegurado, su estado de salud y el código postal.
De ahí que el lugar de residencia, influya en el coste de este tipo de seguros.
Por servicio fúnebre tenemos que entender el conjunto de elementos y prestaciones necesarias para efectuar el sepelio del asegurado fallecido.
Arca fúnebre, servicios de tanatorio, traslados, corona, lápida, etc.
Son momentos difíciles y dolorosos por lo que, las compañías ofrecen servicios asociados como gestoria, atención familiar, etc.
Es importante destacar que la prestación del servicio hay que solicitarlo a la aseguradora en el momento del deceso a través de los teléfonos habilitados.
Sólo así la compañía cubrirá el total del coste del servicio fúnebre, incluso, asumirá los sobrecostes que pudieran originarse sobre la suma asegurada.
Por ejemplo, cuando un suceso de estas características, ocurre en otro lugar distinto al de residencia o cuando su complejidad requiere un gasto mayor.
La compañía se limitaría a pagar la suma asegurada en póliza si los familiares contratan el servicio a través de una funeraria externa.
Las aseguradoras tienen convenios con las funerarias y profesionales, en ocasiones exclusivos, o contratados bajo condiciones especiales.
Tipos de Seguros
Veamos ahora que el seguro de decesos lo podemos contratar en función a tres variables:
– A prima natural: anualmente la prima del seguro se incrementa en función a nuestra edad y a los capitales contratados.
– Seminatural: la prima aumenta cada cierto período de tiempo en función a la edad y a los capitales contratados.
– Nivelada: la prima siempre es la misma, no aumenta en función de la edad, únicamente, aumenta si aumentamos los capitales.
Esta modalidad suele ser la más cara, aunque siempre pagaremos el mismo importe durante el tiempo de vigor de la póliza.
– A prima única: se paga la prima estipulada en el contrato de seguro de una sola vez.
Una vez tratados estos conceptos generales, nos interesa saber una serie de nociones que nos van a hacer ahorrar en el seguro de decesos.
Piensa, que es más que probable que nos toque pagar el seguro de decesos, una y otra vez durante años…
¿Cómo ahorrar?
El sector asegurador español, plagado de ofertas y con una competencia brutal, ayuda mucho a la hora de buscar cualquier tipo de seguro.
La póliza de decesos, no debe suponer para nosotros un seguro especialmente delicado.
Actualmente, existen muchas ofertas, y la mayoría, salvo excepciones, son buenas, y tienen además garantías complementarias incluidas en el precio.
Antes de nada, hay que comparar…
Se recomienda poner sobre la mesa varios presupuestos, prestar atención a las garantías que nos ofrecen y a lo que vamos a pagar por ellas.
Para ahorrar, hay que ajustar el precio del seguro, pero nadie da duros por pesetas, y si piensas que alguna compañía lo hace, desconfía.
Las compañías, mediadores y corredores de seguros juegan con unos márgenes de descuento que pueden aplicar para abaratar el precio.
Si ya estás asegurado, pide presupuesto en otras compañías o con otro mediador, conseguirás sin duda un precio mejor.
¿Estás contento con tu compañía o con tu mediador porque te ofrecen mayor confianza?
Aprovecha esos presupuestos que pidas para conseguir un descuento en la prima del próximo recibo.
Cuando contrates este tipo de seguros, contrata siempre un producto puro.
Es decir, contrata un producto de decesos. No contrates un producto mixto.
Los productos mixtos son aquellos con garantías vinculadas al decesos o a la salud. Acceso a servicios médico-dentales, indemnización por accidente…
Puede que estés pagando de más por coberturas que no vas a usar nunca.
Si finalmente decides hacer otro seguro, cuadra el vencimiento del actual con el efecto del nuevo para que no te apliquen carencia en decesos.
La carencia es el tiempo en que no vas a tener cobertura. Algunas compañías como Generali la establecen en 20 días.
Pero algunas otras aseguradoras aumentan ese período.