¿Qué les pasa a los médicos de la Salud Privada?

En mayor o menor medida, todos hemos padecido en carne propia, las circunstancias actuales del Sistema Nacional de Salud (SNS).

Éste está repartido entre las distintas administraciones, principalmente, entre Estado y Comunidades Autónomas.

La organización de los recursos asistenciales y la relación de prestaciones sanitarias, deja bastante que desear en casi todas las comunidades autónomas que podamos citar como ejemplo.

Tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo. No sólo lo decimos nosotros, el último informe de la Euro Health Consumer Index nos posiciona en el puesto número 19 de 35 países europeos, aunque el citado documento nos atiza bien a causa de la descentralización del sistema.

Gracias a la financiación pública, la universalidad y gratuidad de los servicios están garantizados por ley, así lo establece nuestra Carta Magna en su artículo 43, sobre el derecho a la protección de la salud y a la atención sanitaria de todos los ciudadanos, así como el resto del conjunto de normas  aplicables con rango de ley.

¿Qué les pasa a los médicos de la Salud Privada?

Pero dice el refranero que “el que mucho abarca, poco aprieta”, y en esa consonancia, las comunidades autónomas marcan su propio ritmo, y como resultado, en España tenemos muy diversas formas de llevar y mantener la salud pública de los ciudadanos.

Desde el SAS andaluz (Servicio Andaluz de Salud), hasta el SERGAS gallego (Servizo Galego de Saúde) o el SERMAS madrileño (Servicio Madrileño de Salud) entre otros.

¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué tantas quejas?

Lo cierto es que ocurre casi de todo…, desde horas interminables en los servicios de urgencias, listas de espera para pruebas y operaciones de varios meses vista.

Colapso en plantas hospitalarias de especialidades médicas, reducción del personal sanitario, cierre completo de áreas hospitalarias, el difícil acceso a médicos especialistas y un larguísimo etcétera.

¿Cuál es la alternativa?

La única alternativa posible es el médico de pago o el seguro de salud.

Evidentemente, el seguro de salud es mucho más atractivo y económico para el común de los mortales como nosotros, aunque muchas personas también hace buen uso hoy del turismo sanitario.

Sobre todo, si viven cerca de las fronteras. Por entre 36 y 42 € al mes, tenemos garantizada, mediante el seguro de salud, la asistencia sanitaria con un sinfín de coberturas y prestaciones al alcance  nuestro en cualquier momento.

Se supone que al formalizar nuestra póliza de salud, tenemos acceso al cuadro médico de especialistas de la compañía, cubiertas las pruebas de diagnóstico.

Y en su caso, si procede y lo hemos contratado, la hospitalización, las operaciones, el dental, y servicios adicionales y complementarios como suplemento de medicinas, prestación económica por día de baja, entre otras muchas.

Pero no siempre todo es color de rosa…

Antes de contratar un seguro de salud, debemos ojear bien el cuadro médico de la compañía.

Hay compañías cuyo cuadro médico es muy extenso y otras cuyo cuadro médico es escaso o llega incluso a ser ridículo.

Puede ocurrir que cuando necesites un especialista, tan sólo haya uno en tu capital de provincia o directamente ninguno y tengas que verte obligado a salir fuera.

La sanidad privada busca el beneficio empresarial, y por tanto, lo importante es pasar la tarjeta.

Pero,  ¿qué les pasa a los médicos de la salud privada?

Generalmente las especialidades en los hospitales privados están cedidas a empresas externas, que desempeñan su trabajo dentro del propio hospital. Especialidades como ginecología o cardiología por poner algún ejemplo.

El usuario contacta con el hospital, pide cita con el especialista, médicos en su mayoría que hacen compatible su puesto en un hospital público, con la sanidad privada o incluso con  su propia consulta.

Con el paso del tiempo, y después de años de experiencia, para algunos de nosotros, es curioso observar la predisposición de muchos profesionales ante aquellos pacientes que provienen de compañías aseguradoras.

En estos casos, se puede decir que el tiempo es oro, pues, la atención médico-paciente es tan descaradamente corta como el seguimiento que de ti hacen después.

Hacer caja es lo primero, y mientras más pacientes, menos repercusión económica existe ante el bajo costo que de media, el médico cobra a la aseguradora, por cada uno de ellos.

Al ser especialistas que trabajan como autónomos para sí mismos o para empresas privadas dentro del propio hospital privado, tu historial clínico es posible que se quede en el limbo sin que nadie comunique contigo para sucesivo seguimiento, o lo que es peor, puede que a veces, seas tú el que intentes comunicar con el especialista sin éxito por mor de un trabajo en ocasiones saturado.

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